martes, 7 de abril de 2009

Tarde de lluvia


Llueve la tarde
con gotas que se estrellan
contra la acera y el asfalto gris
(que alfombran presurosas soledades
de gentes que se encogen
ante el frío invernal que ha regresado).
Llueve tristeza
en los ojos cansados de buscarte
entre cientos y cientos de miradas,
en las colas de no importa qué esperas,
en los largos andenes
de estaciones de destinos inciertos,
en las calles sin nombre en la memoria,
entre el humo y los ruidos de los bares
y en las cuatro paredes de los cuartos de hotel.

Esta tarde de abril me llueve el alma.

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