sábado, 28 de febrero de 2009

El demonio te coma las orejas



Cuando vi el libro en la mesa de la sección de poesía de Laie me llamó la atención la faja roja que lo abrazaba: acertaron los de Glayíu Editorial que en 2008 lo han editado en su colección Sensibles a les lletres. En la contraportada se lee: una poesía para los que no leen poesía, y es cierto, pero también es para los que leemos poesía y eso se ve tan pronto como empiezas a pasar páginas de un libro duro, como duras son la tristeza, la nostalgia, la impotencia, la rabia y la desesperación de esa cárcel que muchos no conocemos si no es por lo que David González (San Andrés de los Tacones, Xixón, 1964) y tantos otros nos han contado y nos cuentan.

Ciertamente son muchos los testimonios que nos refieren lo vivido en las cárceles, pero las más de las veces sólo se reviste de valor literario a los que vienen de quienes han sido privados de libertad por motivos políticos. David González hace poesía pura y dura de esa vida al límite que choca con la de los que están afuera. Dejo una pequeña muestra de lo que escribe.

¿POEMAS?

Cualquiera
que lea las cartas
que le mando
a mi madre
pensará
que se las escribo
desde un hotel
de cinco estrellas.

SEAMOS REALISTAS

en este sitio
nadie cuenta
estrellas
por la noche.

EL DEMONIO TE COMA LAS OREJAS

Estás hablando
con el retrato
de tu chorba.
Tienes que levantar
mucho la voz
para que ella
pueda oírte:
el Chao
acaba de abrirse las venas
con una hoja de afeitar
y está chillando
y pegando coces
en la puerta cerrada.
Tu novia cierra los ojos.
Le gustaría también
tener manos
para taparse los oídos.

EL RESTO DEL CAMINO

a veces ocurre:
me quedo parado
en mitad del pasillo,
mirando fijamente
las baldosas del suelo,
sin reconocerlas,
ni reconocer en ellas
los
pasos
perdidos.

domingo, 22 de febrero de 2009

A Antonio Machado


Se acababa el camino en la pensión Quintana,
en ese pueblo hermoso bañado por la mar
tan lejos de Sevilla, de Baeza y de Soria,
lejos de la Segovia del catorce de abril.
Más allá de los montes que la nieve cubría,
se moría tu España vencida de dolor,
y en arenales fríos cercados de alambradas
ese frío febrero se morían los sueños.
Paseabas por la playa mirando al sur de sangre
esos días azules de tu último verso.
Leonor, Guiomar, ese sol de la infancia
al ritmo de las olas de la mar de Colliure.
Y cuando llegó el día del último viaje
embarcaste en la nave sin billete de vuelta.

¿Golpeó tu ataúd con seriedad la tierra
o te posaste en ella con levedad de verso?

martes, 17 de febrero de 2009

LXX Aniversario de la muerte de Antonio Machado


El domingo que viene se cumplen setenta años de la muerte de Antonio Machado en la fonda Quintana de Colliure. Machado fue, sin duda, el poeta de mi adolescencia. Recuerdo un viaje a Asturias, con mis padres, en que a petición mía hicimos fin de etapa en Soria. Yo tenía 16 años y después de la cena hice un recorrido solitario por esa

"...ciudad castellana
tan bella bajo la luna"

Fui el primero en levantarme y salí del hotel para cruzar el Duero y recorrer las ruinas de San Juan y luego, río arriba, llegar a San Saturio:

"He vuelto a ver los álamos dorados
álamos del camino en la ribera
del Duero, entre San Polo y San Saturio ..."

En una libreta de espiral empecé a escribir poemas al estilo de Machado. A saber donde fueron a parar. Luego he vuelto a Soria varias veces. Hace unos años, en una tarde azul de fuerte viento subí al Espino y recorrí el solitario cementerio, guiado por las flechas que indican el camino, hasta llegar a la tumba de Leonor, la jovencísima esposa que quedó en Soria mientras el poeta iniciaba el largo viaje que acabaría en Colliure. En el bolsillo de su chaqueta su hermano José encontró un papel arrugado con el último verso que escribió:

"Estos días azules y este sol de la infancia..."

La foto que he colgado es de la lápida de la tumba del poeta. La hice un día azul de octubre del año 2005.

sábado, 14 de febrero de 2009

Llegaste con la niebla

Llegaste con la niebla
del vapor de sudores
de la tarde,
con el cantar
de un pájaro en la siesta.
Traías en los labios
el poema de vida
de los locos.
Tus manos me entregaban
la ofrenda de la brisa
del verano.

domingo, 8 de febrero de 2009

España de Manuel Vilas


Este ha sido el segundo de los libros de DVD Ediciones que he leído últimamente (el otro es Los últimos días de Michi Panero, de Miguel Barrero, que figura entre los recomendados de este blog desde su inicio).

Ya son muchas las reseñas que se han publicado sobre el libro y es inútil competir con la erudición y capacidad de análisis de muchas de ellas si no es desde la subjetividad emocional de cada cual. Siempre me ha parecido complicado y de alto riesgo el formular conclusiones sobre lo que otros quieren decir cuando hablan o escriben, por lo que -deudor que soy de mi formación jurídica- el artículo 3.1 del Código Civil vigente constituye una herramienta fundamental para la labor interpretativa. Dice el precepto en cuestión

"Las normas se interpretarán según el sentido propio de sus palabras, en relación con el contexto, los antecedentes históricos y legislativo y la realidad social del tiempo en que han de ser aplicadas atendiendo fundamentalmente al espíritu y finalidad de aquéllas."


Pues bien: con un estilo muy propio que hace aparecer a menudo recursos literarios personalísimos, Manuel Vilas monta con los relatos que integran su España un collage identitario que se extiende en el tiempo y el espacio. A menudo cuesta al lector que no es el propio Manuel Vilas o un exégeta alcanzado por algún don divino -que haberlos al parecer los hay- interpretar el texto de acuerdo con el primer mandato del ya citado artículo 3.1, esto es, "según el sentido propio de sus palabras", pero eso no debe asustarnos, por cuanto, a poco iniciados que estemos en el mundo literario no será ésta la primera vez que nos ocurra. En todo caso, llegados a ese punto de impasse, el Código Civil nos abre el ancho campo de poner en relación las palabras con su contexto general "atendiendo fundamentalmente al espíritu y finalidad de aquellas" y así comprendemos qué le duele a Manuel Vilas y cómo nos lleva de la plasmación del Negativo Objetivable de Experiencia Vital que a nadie le es ajeno, al Ya nadie ama a Jesucristo, real como la vida -literaria- misma, y a las identidades y desidentidades de la España del autor, que a menudo uno reconoce como propia.

Yo creo que España es un libro subversivo en el buen sentido -¿existe otro?- de la palabra y gran parte de esa subversión se encuentra en las hilarantes notas a pie de página, alguna de las cuales tiene una evidente carga marxista (de Groucho) como la que en parte transcribo de la página 193:

"Por si España se traduce: Huesca, provincia de Zaragoza, que es provincia de Toledo. Son ciudades vascas, del Siglo XV. Ciudades que dieron origen al Reino de Murcia. El Reino de Murcia fundó España, con la coronación del rey Benicarló VI, conocido con el sobrenombre de 'el portugués'. Bueno, todo son antiguas ciudades-estado de España."


Benicarló, población costera de Castellón, se incorporó para siempre a las letras españolas mediante La velada en Benicarló, obra teatral del republicano Manuel Azaña situada en el Albergue (hoy Parador de Turismo) de esa ciudad, albergue por el que pasaron en los días convulsos de la guerra Lluís Companys, Largo Caballero, el propio Azaña, André Malraux, André Gide, Ilya Ehrenburg, Octavio Paz, Pablo Neruda y Antonio Machado. Con esa carga de republicanismo que asociamos al nombre, crear un rey que se llame Benicarló VI me parece genial.

He dejado para el final la razón de más peso, a mi entender, para valorar un libro: la apreciación completamente subjetiva y sensorial -¿pueden haber otras?- de mi paladar de lector. España me ha gustado.

miércoles, 4 de febrero de 2009

La poesía es un arma cargada de ... pasado

Uno ha escrito bastante a lo largo de su vida. Uno -ya lo dije en este blog- ha regalado al cesto gran parte de lo escrito, de lo que queda tan sólo algún verso perdido por algún rincón de la memoria. De lo almacenado finalmente en el disco duro del ordenador voy recuperando poemas escritos hace muchos años y usando como ventaja el hecho -que por otra parte lamento- de no hallarme encadenado a unas páginas publicadas, los reescribo.

Como dice el título casi celayano de esta entrada, los poemas que ahora recupero están cargados del pasado lejano en que los escribí y es inevitable caer en la perversión -por eso en otro apartado de este blog digo que disfruto haciéndolo- de suprimir, añadir, cambiar lo que aparece en la pantalla. En parte es un simple ejercicio que pretende la rehabilitación poética que los libre del cesto o del olvido pero, sobre todo, es una rehabilitación vital en cuanto los reescribo sin poder obviar, pese a esa carga de pasado que subyace, el presente en que vivo.

Y sale lo que sale. Viejos poemas del 2009.