domingo, 22 de febrero de 2009

A Antonio Machado


Se acababa el camino en la pensión Quintana,
en ese pueblo hermoso bañado por la mar
tan lejos de Sevilla, de Baeza y de Soria,
lejos de la Segovia del catorce de abril.
Más allá de los montes que la nieve cubría,
se moría tu España vencida de dolor,
y en arenales fríos cercados de alambradas
ese frío febrero se morían los sueños.
Paseabas por la playa mirando al sur de sangre
esos días azules de tu último verso.
Leonor, Guiomar, ese sol de la infancia
al ritmo de las olas de la mar de Colliure.
Y cuando llegó el día del último viaje
embarcaste en la nave sin billete de vuelta.

¿Golpeó tu ataúd con seriedad la tierra
o te posaste en ella con levedad de verso?

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